¿Qué hacer y qué ver en el extremo occidental de Cuba?
Cuba comienza en un mágico lugar llamado «Cabo de San Antonio», en la provincia de Pinar del Río. Este extremo occidental de la isla forma parte de la reserva de la biosfera península de Guanahacabibes, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987.
La península fue uno de los últimos refugios de aborígenes que huían de los conquistadores españoles y también tiene unos 140 yacimientos arqueológicos vinculados con la vida de los aborígenes, que eran conocidos como guanajatabeyes.
Las aguas alrededor de este sistema montañoso son importantes caladeros de langosta espinosa y huachinango. Así que si alguna vez se encuentra en «El Cabo», puede estar seguro de que degustará un exquisito y exclusivo menú marino.
Una de las principales atracciones de esa remota localidad (aparte de Guanahacabibes en si misma) es el Faro Roncali con 22,5 metros de altura, construido en la segunda mitad del siglo XIX.
Cada 10 segundos la luz del faro realiza dos emisiones visibles hasta 30 km de distancia, que sirve de guía al tráfico marítimo de la zona.
Muy cercana se encuentra la playa Las Tumbas, un hermoso litoral de arenas finas y blancas de 5 kilómetros de longitud con alto valor ecológico donde se refugian aves migratorias para nidar.
Desde los farallones próximos al faro Roncali se aprecian paisajes de singular belleza, respaldados por la biodiversidad vegetal única de Guanacahabibes y las aguas del Estrecho de la Florida.
Asimismo, la presencia de arrecifes coralinos en perfectas condiciones crean el sustento para el desarrollo de programas subacuáticos, respaldados también por la transparencia y temperatura promedio anual de las aguas cubanas.
Los inmersionistas tienen a su disposición tesoros de todo tipo, gracias a la existencia en los arrecifes de una extensa población de coral negro, acompañados de restos de buques de épocas pasadas de piratas y corsarios, convertidos ahora en refugio de especies marinas.